La ganadería bovina está reduciendo la pobreza en el mundo al viabilizar el desarrollo socioeconómico de pequeños productores rurales. Un ejemplo de ello es un proyecto en el distrito de Chipinge, en Zimbabue, país del sur de África. Allí, la introducción de prácticas modernas de ganadería a través de un proyecto gubernamental resultó en una mejora económica para el 96% de los productores locales y en una mayor seguridad alimentaria para el 95% de ellos.
El caso se detalla en la revisión bibliográfica Carne Bien Criada, producida por Adeca Agronegocios, grupo de consultoría de la Escuela Superior de Agricultura “Luiz de Queiroz”, de la Universidad de São Paulo (Esalq/USP), con base en la investigación The Contribution of Smallholder Beef Cattle Farming to Household Development in Chipinge Rural District, Zimbabwe, publicada en el Journal of Economic Impact, en 2022. Según esta investigación, la ganadería local de Zimbabue era de subsistencia, con baja tecnología y poca cualificación hasta los años 2000, cuando el gobierno realizó un proyecto de capacitación que transformó la ganadería bovina local, incrementando no solo la comercialización, sino también la productividad.
El estudio se basó en cuestionarios aplicados a 174 granjas ganaderas de Zimbabue y mostró que, antes del proyecto, los ingresos del 18% de las familias ganaderas se encontraban en el rango de US$ 2 mil a US$ 2,5 mil. Tras la iniciativa, este porcentaje ascendió al 55%, lo que resultó en mejoras en la seguridad alimentaria de la población local. Para hacerse una idea, el 51,8% de los ingresos se destinó a la compra de alimentos básicos, además de un 11% adicional para alimentos considerados no básicos. Insumos agrícolas (11,9%), educación (10,6%) y vestuario (2,7%) son otros de los rubros a los que se destinaron los ingresos.
La ganadería también se destacó como una actividad esencial para una mayor resiliencia frente a las crisis, siendo la principal fuente de ingresos en esos momentos para el 80,7% de los participantes del estudio.
La ganadería bovina garantiza ingresos y oportunidades con el aumento de la demanda
El Panorama Agrícola 2025-2034 elaborado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), divulgado en julio de 2025, proyecta que, para satisfacer la creciente demanda de alimentos de origen animal y pesquero, la producción mundial deberá crecer un 14% en la próxima década, lo que impulsará la expansión del área de cultivo y del rebaño bovino. La ingesta calórica per cápita global de productos de origen animal y pesquero aumentará un 6% en la próxima década, impulsada principalmente por un rápido aumento en los países de ingresos medio-bajos, donde la investigación prevé que el crecimiento sea del 24% —casi cuatro veces más rápido que el promedio global.
África, así como el sur de Asia, según el documento, son las regiones con mayor potencial de crecimiento. “Estos cambios estructurales en la producción serán impulsados por una combinación de adopción gradual de tecnologías innovadoras y mejoradas, inversiones de capital y un uso más intensivo de fertilizantes, piensos y otros insumos en los países de ingresos medios. El crecimiento de la producción agrícola se basará, principalmente, en ganancias de productividad, pero también se espera la expansión del área de cultivo y del rebaño bovino, particularmente en África y en el Sur de Asia, donde persisten limitaciones en el acceso a tecnologías agrícolas modernas”, señala el documento.

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En Brasil, la tecnología también es una gran aliada, generando ganancias de productividad, sostenibilidad y lucro sin necesidad de escalar la operación — y además ayuda a satisfacer la creciente demanda de trazabilidad y bienestar animal.
Un estudio publicado en el libro “Un Viaje por los Contrastes de Brasil: Cien años del Censo Agropecuario”, producido por el Ministerio de Agricultura (Mapa), en colaboración con el Instituto de Investigación Económica Aplicada (Ipea) y el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), utilizando datos de los censos agropecuarios entre 1995 y 2017, muestra que la adopción de tecnologías digitales fue responsable de más del 60% del crecimiento de la agropecuaria brasileña en el período.
Cuando aliada a la capacitación técnica y a la conectividad rural, esta transformación tecnológica beneficia a productores de todo tamaño —incluso a los pequeños. Este es uno de los objetivos de Renove, programa de Minerva desarrollado actualmente junto a 91 propiedades en cinco países de América del Sur (Brasil, Argentina, Colombia, Paraguay y Uruguay) para promover el desarrollo sostenible de la agropecuaria.
A través de la iniciativa, la empresa promueve capacitación y asistencia técnica para ganaderos, con incentivos para la implementación de tecnologías de bajas emisiones de carbono, por creer que la capacitación y la asistencia técnica son fundamentales para garantizar la adecuada implementación y mantenimiento de las buenas prácticas en el sector. El Programa Renove apoya alianzas y actividades de extensión rural, transferencia de tecnología y capacitación para que técnicos rurales y ganaderos dispongan de las mejores herramientas y conocimientos.
Desigualdades persistentes
Aunque el aumento en la ingesta de alimentos ricos en nutrientes en países de ingresos medio-bajos eleve la ingesta media per cápita a 364 kcal por día, las desigualdades persistentes dentro y entre los países seguirán siendo un desafío.
En países de bajos ingresos, la ingesta media diaria per cápita de alimentos de origen animal se proyecta en 143 kcal, muy por debajo de la referencia (300 kcal) utilizada por la FAO para analizar el costo y la accesibilidad de una dieta saludable. Esto refuerza la importancia de iniciativas como las capacitaciones de productores de carne bovina en naciones de bajos ingresos, donde prácticas más modernas de producción podrían contribuir al desarrollo económico y la seguridad nutricional de la población.
Los resultados de las inversiones realizadas en la mejora de la ganadería ya han mostrado su impacto, evidenciando que la ganadería bovina garantiza ingresos, pero también mejores condiciones de vida, de salud y en la rutina de los pequeños agricultores, contribuyendo a la reducción de la pobreza en las regiones. El aumento de la demanda es la oportunidad para una nueva era de desarrollo socioeconómico.