El objetivo de cualquier confinamiento es garantizar la máxima eficiencia en el menor intervalo de tiempo, con la mejor rentabilidad. Por esta razón, el manejo sanitario a la llegada de los bovinos desempeña un papel fundamental para garantizar la salud y su buen rendimiento a lo largo de la permanencia en las instalaciones del confinamiento, garantizando productividad y seguridad en la cadena productiva de la carne.
Estandarización y aclimatación
En el sistema de confinamiento, el lote de bovinos es manejado a la llegada y permanece en las instalaciones hasta el sacrificio. El origen del ganado puede variar, desde criados en la propia finca (criollos) hasta la compra a terceros. Estos, a su vez, pueden ser comprados en el destete (susceptibles de estandarización dentro del período de recría) o más adultos (novillo/bovino flaco), provenientes de diversas orígenes.
Uno de los primeros puntos a considerar es el desplazamiento del ganado hasta el confinamiento. Además de la deshidratación, el estrés lleva a la liberación de mediadores químicos que pueden ocasionar la disminución de la respuesta inmunológica, siendo crucial proporcionar un ambiente de recepción adecuado para minimizar este impacto.
La mezcla de bovinos, provenientes de diferentes lugares, dificulta la estandarización en relación con el historial sanitario del rebaño, además de aumentar la exposición a agentes infecciosos, factor predisponente para el desarrollo de enfermedades.
A la entrada del ganado, existe una oportunidad de homogeneización de los lotes. Así, se vuelve esencial adoptar protocolos personalizados que consideren el origen de los bovinos adquiridos y las particularidades de cada lote.
Tríada: clostridiosis, parasitosis y enfermedades respiratorias
El complejo de las enfermedades respiratorias de los bovinos (DRB) sigue registrado como el mayor problema en relación con la salud de los bovinos confinados.
Las parasitosis también representan una preocupación, principalmente en lotes con historial sanitario incierto. Además de problemas con fracturas, accidentes y problemas relacionados con la nutrición, las clostridiosis figuran entre las principales enfermedades que afectan a los rebaños confinados.
De acuerdo con el levantamiento realizado por Confina Brasil en 2023, más del 80% de los confinamientos entrevistados ejecutan un protocolo básico de entrada, incluyendo la desparasitación de los bovinos, la prevención de las clostridiosis y la administración de las vacunas respiratorias.
La primera dosis de la vacunación contra clostridiosis y las principales enfermedades respiratorias debe ser suministrada unos 30 días antes de la entrada al confinamiento, seguida de un refuerzo en el D0 (día de entrada al confinamiento). Además, la protección contra ectoparásitos está indicada en el momento de la llegada de los bovinos, ya que las infestaciones de garrapatas pueden resultar en retrasos en la ganancia de peso y pérdidas productivas.
¿Prevenir para no remediar?
En operaciones de confinamiento, cualquier problema que interfiera en el buen rendimiento de los bovinos puede tener un impacto significativo en la rentabilidad de la operación.
Los impactos económicos de un manejo sanitario ineficiente han sido estudiados durante décadas. Un estudio ya realizado por Bateman y colaboradores (Bateman et al., 1990) observó que los bovinos afectados por neumonía, durante el período de confinamiento, perdieron 14 kilogramos en comparación con los bovinos que no fueron afectados por la enfermedad. De forma similar, Smith (Smith, 1996) siguió un confinamiento durante 28 días e identificó una disminución de 23 kilogramos en la ganancia de peso de bovinos enfermos en comparación con bovinos sanos. Más recientemente (2007), Waggoner y colaboradores trabajaron para evaluar el impacto de la morbilidad en confinamiento en relación con la ganancia media diaria (GMD) y las características de la canal. Para una mejor visualización, los resultados se presentan en la figura 1.
Figura 1 | Impacto de la morbilidad en confinamiento en la GMD y características de la canal.

Los novillos considerados saludables (S) alcanzaron una GMD de 1,44 kg, mientras que los bovinos con un nivel moderado de morbilidad (M1), que recibieron hasta un tratamiento veterinario, registraron una GMD de 1,36 kg. Por otro lado, los bovinos con morbilidad avanzada (M2), que necesitaron hasta 2 tratamientos durante el período de confinamiento, presentaron una GMD de 1,24 kg. También hubo un aumento en el número de días en que los animales permanecieron en el comedero, con los siguientes resultados: 193 días para el grupo S, 200 días para el grupo M1 y 212 días para el grupo M2.
Por lo tanto, además de la caída en la productividad y la prolongación en el tiempo de permanencia de los bovinos enfermos, las tasas de morbilidad están fuertemente asociadas a los costos de tratamiento y a las pérdidas económicas derivadas de la mortalidad de bovinos.
Rondas sanitarias
Las llamadas “rondas sanitarias” son inspecciones realizadas en los corrales de engorde, con el fin de evaluar el lote e identificar precozmente problemas sanitarios, permitiendo tomar las medidas necesarias para prevenir o tratar enfermedades durante la estancia de los bovinos en el confinamiento.
El intervalo de dos a tres semanas que suceden a la introducción de los bovinos en el confinamiento marca el período más desafiante. Por esta razón, el monitoreo de los animales debe ser más frecuente.
El ganado permanece confinado, en promedio, entre 90 y 100 días. La frecuencia de estas inspecciones puede variar durante el ciclo de confinamiento. Estas inspecciones son más rigurosas durante las tres primeras semanas, recomendándose hasta dos rondas diarias en esta fase. Después de este período inicial, la frecuencia se reduce a una inspección por día, manteniéndose así por aproximadamente seis semanas, totalizando cerca de 40 días.
Después del día 40, es posible realizar inspecciones intercaladas (un día sí, un día no), sin embargo, en caso de brote de enfermedades, es crucial retomar la frecuencia diaria de las inspecciones.
En las rondas, es importante que el barrido se realice de manera homogénea por todo el corral, siempre estimulando a los bovinos a moverse.
Conclusión
Considerando el impacto significativo de la morbilidad en el rendimiento de los bovinos durante el período de confinamiento, es fundamental resaltar que los gastos sanitarios representan menos del 1% de los costos totales de este proceso, según lo señalado por Martins (Martins, R.A, 2016). Por lo tanto, descuidar la vacunación del rebaño o el control de parásitos no es justificable, ya que estas prácticas resultan en pérdidas productivas significativas que comprometen directamente la rentabilidad del sistema.
El manejo de entrada de bovinos en el confinamiento es esencial y requiere un enfoque adaptado, en el que deben considerarse las particularidades de cada propiedad. Al implementar protocolos sanitarios adecuados, es posible garantizar no solo el bienestar, sino también el rendimiento productivo del rebaño, evitando pérdidas durante esta etapa y contribuyendo a la rentabilidad de la operación.