Todos queremos vivir más y mejor, buscando salud en todas las fases de la vida. Para ello, adoptar hábitos saludables es fundamental. Además de realizar actividad física regularmente, que es una recomendación unánime entre especialistas de diversas áreas, tener un sueño de calidad y una alimentación equilibrada son esenciales en la construcción de un cuerpo más sano.
Por eso, voy a hablar sobre un tema que genera discusión y, a veces, controversia: la carne roja. Muchos tienen recelo en relación con su consumo debido a informaciones contradictorias y mitos alimentarios. Sin embargo, la carne roja puede ser una aliada importantísima en la dieta, contribuyendo a una nutrición equilibrada.
La carne roja es rica en nutrientes esenciales, como hierro, zinc, sodio, potasio, magnesio y vitaminas del complejo B, incluyendo B1, B2, B6 y B12. Además, es una excelente fuente de proteínas de alto valor biológico, conteniendo todos los aminoácidos esenciales que el cuerpo necesita, pero no produce. Incluso, la carne es rica en creatina, ese aminoácido “de moda”, que todo el mundo está comprando en polvo en las tiendas de suplementos, y que realmente tiene beneficios comprobados para el aumento de masa muscular magra, fuerza y recuperación entre un entrenamiento y otro. Algunos estudios también mencionan beneficios cognitivos, pero se necesitan más investigaciones para respaldar esta teoría. La duda es si la mejora en la cognición estaría asociada a una mayor capacidad para realizar actividad física, promovida por la creatina –lo que también provoca una mejora en las funciones cerebrales– o solo por el consumo del aminoácido.
Un punto crucial es que el hierro presente en la carne roja se absorbe con mayor eficiencia que el hierro encontrado en vegetales. Esta forma de hierro es altamente absorbible, con tasas que varían entre el 40% y el 60%, contribuyendo a la prevención de anemias y otros problemas de salud.

Imagen generada por Inteligencia Artificial
Desde la infancia hasta la tercera edad, la carne roja desempeña un papel vital en la salud. Para los niños, por ejemplo, es fundamental para el desarrollo del sistema nervioso central, ya que ofrece un equilibrio entre proteínas, grasas saturadas y una variedad de vitaminas y minerales.
Para los adultos y personas mayores, especialmente aquellos por encima de los 50 y 60 años, la carne roja se convierte en una excelente fuente proteica en tiempos de sarcopenia —la pérdida natural de masa muscular que ocurre con el envejecimiento—. El consumo adecuado de proteínas ayuda a mantener la fuerza, la autonomía y la salud general.
Es importante destacar que, para una alimentación saludable, debe haber un equilibrio entre productos de origen animal y vegetal. La carne roja puede ser parte de esta composición, siempre que se consuma de forma adecuada.
Siguiendo las orientaciones del Ministerio de Salud y de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el consumo de 300 a 500 gramos de carne roja por semana es un patrón considerado seguro y no asociado al aumento de riesgos de enfermedades. Esta cantidad puede ajustarse de acuerdo con las necesidades individuales y las recomendaciones de profesionales de la salud.
En todas las intervenciones que he realizado, tanto en programas de televisión como en la intervención poblacional hecha en Jaguariúna, en el interior de São Paulo, siempre planteábamos estas discusiones para dilucidar y derribar mitos y creencias que se crean en torno a la alimentación, de un modo general.
La deconstrucción de mitos en torno a la carne roja es esencial para una alimentación saludable e informada. En lugar de miedo, debemos enfocarnos en la ciencia y en los beneficios nutricionales que puede proporcionar. Incorporarla de forma equilibrada en la dieta puede ser una estrategia eficaz para promover la salud a lo largo de la vida.