La ganadería de carne bovina brasileña ha vivido, en las últimas dos décadas, una jornada de evolución en términos de eficiencia. Entre 2004 y 2024, el peso medio de las carcasas aumentó un 15%, pasando a unos 33 kg más por animal, según informó el asesor técnico de la Comisión Nacional de Bovinocultura de Corte, Rafael Ribeiro de Lima Filho, en una entrevista a la Agencia Folha Press.
La ganancia en eficiencia reduce la intensidad de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) por kilo de carne producida, un tema cada vez más relevante en un mercado presionado por compromisos climáticos, y que también se traduce en mitigación de riesgos, incluidos los financieros.
El artículo publicado en la Environmental Science and Pollution Research, en el que investigadoras de la Universidad Federal de São Paulo (Unifesp) discuten la necesidad de que la cadena productiva adopte prácticas de mitigación de emisiones, muestra que la producción sostenible en la ganadería evitaría costos derivados de efectos climáticos en el rango de 18.800 millones a 42.600 millones de dólares hasta 2030.
El salto en la productividad es fruto de inversiones en manejo alimentario e integración de sistemas productivos, pero también de mejora genética, que permiten al animal ganar más peso en menos tiempo.
Cuestión de ADN: más peso en menos tiempo
El peso de la carcasa es un indicador clave de productividad porque traduce cuánta carne se obtiene de cada animal. En el promedio brasileño, este peso saltó de cerca de 220 kg en 2004 a más de 250 kg en 2024. La tendencia es confirmada por el Beef Report 2025, producido por la Asociación Brasileña de las Industrias Exportadoras de Carnes (Abiec), que señala carcasas masculinas de casi 295 kg.1 Beef Report 2025 Abiec
Este avance tiene la contribución de programas de mejora genética que seleccionan animales de mayor mérito para ganancia de peso, fertilidad y eficiencia alimentaria, combinados con nutrición de precisión y uso creciente de inseminación artificial.
El resultado más visible de esta selección es la precocidad: el ganado con genética superior alcanza el peso de sacrificio más temprano. El estudio “Farm for a better future”, publicado por la Autoridad Irlandesa para el Desarrollo Agrícola y Alimentario, muestra que reducir la edad al sacrificio disminuye el tiempo en que el animal produce metano en el rumen, el principal gas emitido por los bovinos. Con solo tres meses de reducción (de 27 a 24 meses), dejan de emitirse más de 19 kg de metano por animal. El mismo documento destaca que los animales seleccionados para crecimiento rápido y eficiencia alimentaria presentan un 30% menos de emisiones de metano residual en relación con sus contemporáneos, sin perder productividad.
Eficiencia alimentaria: comer mejor para emitir menos
Otro pilar de la mejora genética es la eficiencia alimentaria, medida por el consumo alimentario residual (CAR), que compara cuánto come el animal y cuánto realmente necesita para crecer.
Animales con CAR bajo ingieren menos alimento para producir el mismo kilo de carne, lo que reduce la fermentación entérica y, por lo tanto, la emisión de metano por unidad de producto. Las directrices del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) resaltan que dietas más energéticas y animales más eficientes reducen las emisiones de metano por kilo de carne, incluso si las emisiones diarias por animal pueden aumentar. La misma obra indica que reducir la edad al sacrificio es una de las estrategias más eficaces para disminuir las emisiones de GEI por kilo de producto.
Experiencias de campo refuerzan este concepto. Con el objetivo de seleccionar toros que combinen alto rendimiento con baja emisión, creando líneas genéticas más eficientes, la Embrapa Pecuária Sul, a través del programa Prueba de Emisión de Gases (PEG), desarrolló una metodología para medir la producción de metano en reproductores de las razas Angus, Braford, Charolais y Hereford. El programa midió el volumen de metano emitido por animal y calculó la emisión por kilo de alimento consumido y por kilo de peso vivo ganado, concluyendo preliminarmente que “las emisiones de los toros de las razas de bovino de carne son menores que las preconizadas por el IPCC (Eggleston et al., 2006)”, sugiriendo que la genética puede reducir las emisiones más allá de lo esperado por los inventarios internacionales.
En sistemas integrados de cultivo, ganadería y silvicultura (ILPF), la elevación de la productividad también reduce la huella de carbono. Un estudio de Clean Air Task Force indica que, cuando el tiempo de engorde se acorta y la carga por área aumenta, la intensidad de metano por kilo de peso vivo cae alrededor de un 42%. La ganancia de peso más rápida diluye las emisiones a lo largo de la vida del animal y permite que menos cabezas produzcan la misma cantidad de carne.
Selección para bajo metano: la nueva frontera de la genética
Mientras que el enfoque histórico estaba en el crecimiento y la eficiencia, los rasgos de baja emisión de metano comienzan a incluirse en los índices genéticos. Estudios en ovinos de Nueva Zelanda demuestran que la emisión de metano es un rasgo heredable, con una heredabilidad entre 0,13 y 0,29. Al seleccionar reproductores con menor emisión por kilo de materia seca ingerida, los programas neozelandeses alcanzaron reducciones del 12% en el rendimiento de metano en solo dos generaciones, sin pérdida de rendimiento. Este ejemplo muestra que la selección dirigida tiene un efecto acumulativo y permanente.
Un estudio de 2024 del ClimateXChange, centro de investigación del gobierno escocés, estima que la adopción de programas de reproducción orientados a reducir el metano podría recortar hasta el 9,5% de las emisiones entéricas del ganado británico para 2045. Para el ganado de carne, la reducción prevista es del 6,8%, basada en la selección de animales más eficientes, con menor producción y mayor dilución de las emisiones por kilo de carcasa. El estudio destaca que seleccionar para la eficiencia alimentaria es una práctica ya conocida por los productores y puede ser incorporada a los programas genéticos.
En Brasil, la Embrapa ha avanzado en esta dirección al instalar equipos de medición en rebaños experimentales, lo que permite evaluar toros por eficiencia y emisión. A medida que se recopilen más datos, será posible incluir el índice “bajo metano” en los programas de mejora nacionales. Esta estrategia, combinada con la selección para ganancia de peso y fertilidad, crea un rebaño que crece rápido, convierte mejor y emite menos.
Sostenibilidad como imperativo económico
Aunque reducir las emisiones por kilo de carne es un desafío técnico y económico, los resultados obtenidos hasta ahora demuestran que es posible conciliar productividad y sostenibilidad.
La elevación del peso de las carcasas, la reducción de la edad al sacrificio, la selección para la eficiencia alimentaria y la introducción de rasgos de baja emisión de metano forman un conjunto de acciones que, sumadas, reducen la intensidad de emisiones por kilo de carne. Más que eso: se reflejan en la economía del país y en su competitividad global en un escenario cada vez más exigente.
La modernización de los pastos y el aumento del peso de las carcasas han permitido que Brasil amplíe la producción de carne sin expandir el área de pastoreo.
En 2024, el país exportó 2,89 millones de toneladas de carne bovina, alcanzando una facturación de 12.800 millones de dólares. Buena parte de este avance se debe a la intensificación y precocidad del rebaño.
Ampliar programas de medición y selección, incentivar la adopción de sistemas integrados y comunicar a los consumidores, inversores y al mundo que la ganadería moderna está en constante evolución son pasos fundamentales para una carne bovina cada vez más sostenible y competitiva.
Fuentes de referencia:
- Environmental Science and Pollution Research – Universidade Federal de São Paulo (Unifesp)
- Agência Folha Press
- Beef Report 2025 – Associação Brasileira das Indústrias Exportadoras de Carnes (Abiec)
- Farm for a Better Future – Autoridade Irlandesa para o Desenvolvimento Agrícola e Alimentar (Teagasc)
- Painel Intergovernamental sobre Mudanças Climáticas (IPCC)
- Prova de Emissão de Gases (PEG) – Embrapa Pecuária Sul
- Clean Air Task Force
- Estudos de melhoramento genético em ovinos – Nova Zelândia
- ClimateXChange (2024) – Centro de Pesquisas do Governo da Escócia



