Durante el embarazo, especialmente en el tercer trimestre, el organismo de la gestante intensifica el transporte de nutrientes esenciales para el feto. En este período, la formación de la reserva de hierro del bebé alcanza su punto máximo — etapa decisiva para garantizar el desarrollo saludable en los primeros meses de vida, cuando la alimentación aún depende exclusivamente de la leche materna, que naturalmente contiene bajo contenido del mineral. La insuficiencia de esta reserva puede comprometer el desarrollo neurológico.
Una revisión bibliográfica realizada por Adeca Agronegocios, grupo de consultoría de la Escuela Superior de Agricultura “Luiz de Queiroz”, de la Universidad de São Paulo (Esalq/USP), evidencia que el consumo regular de carne bovina en este momento desempeña un papel decisivo. Con base en el análisis del investigador David Godfrey, publicado en el European Journal of Clinical Nutrition, el documento muestra cómo una mayor ingesta de proteínas en el último trimestre del embarazo, especialmente la proteína proveniente de la carne, estuvo asociada a bebés con mayor peso al nacer y placentas más desarrolladas.
La constatación fue realizada por Godfrey a partir del seguimiento de 538 gestantes en el Reino Unido. Por cada gramo de proteína de carne que se dejaba de consumir en el tercer trimestre, el bebé nacía con hasta 3,1 gramos menos. Es decir, cuando la madre consume menos de 100g de carne bovina al día, la probabilidad de que un recién nacido presente deficiencia de hierro latente es 3,71 veces mayor. Esta condición puede comprometer el desarrollo neurológico del bebé en los primeros años de vida.
La relación entre la carne roja y el embarazo también fue investigada en una investigación publicada en la revista The Journal of Nutrition, en 2022, por Pili Kamenju y otros colaboradores. La investigación concluyó que las gestantes que consumían carne regularmente presentaban un menor riesgo de complicaciones: 28% menos casos de parto prematuro (RR: 0,73, lo que significa que el riesgo en el grupo que consumía carne fue un 27% menor en relación con el grupo que no la consumía), 30% menos mortalidad neonatal (RR: 0,70, reducción aproximada del 30%), 36% menos incidencia de bebés con bajo peso al nacer (RR: 0,64, reducción del 36%) y 41% menos probabilidad de nacimiento muy prematuro, es decir, con menos de 32 semanas (RR: 0,59, reducción del 41%). El RR (Riesgo Relativo) es una medida epidemiológica que compara la probabilidad de un desenlace en un grupo expuesto (gestantes que consumieron carne) en relación con un grupo no expuesto (aquellas que no la consumieron). Valores menores que 1 indican un efecto protector.
La relación entre la carne roja y el embarazo también fue investigada en una investigación publicada en la revista Frontiers in Nutrition, en 2022, por Pili Kamenju y otros colaboradores. La investigación concluyó que las gestantes que consumían carne regularmente presentaban un menor riesgo de complicaciones: 27% menos casos de parto prematuro, 31% menos mortalidad neonatal, 36% menos incidencia de bebés con bajo peso y 41% menos probabilidad de nacimiento muy prematuro, es decir, con menos de 32 semanas. Los investigadores destacaron el hierro hemo — encontrado exclusivamente en la carne — como factor clave para estos resultados.
El diferencial del hierro hemo, la importancia de la proteína en la gestación
Según la nutricionista Lorena Fonseca, profesora del Departamento de Alimentos y Nutrición de la Universidad Federal de Mato Grosso (UFMT), en entrevista con AgroNews, las carnes rojas poseen hierro de tipo hemo, que es mejor absorbido por el organismo. “Las hortalizas de hoja verde oscuro y las legumbres, como los frijoles y las lentejas, también son ricas en el nutriente, pero poseen hierro no hemo —un tipo de baja biodisponibilidad—, por eso, se recomienda su consumo asociado a alimentos que son fuentes de vitamina C, que es capaz de mejorar esa condición”, explicó la profesora.
Ella también señala que las necesidades nutricionales de hierro durante la gestación superan las de la mujer adulta no embarazada. Mientras que la recomendación diaria para mujeres en edad fértil es de 18 mg, las gestantes necesitan 27 mg por día, añade ella basándose en las premisas del Institute of Medicine, 2001. La deficiencia de este nutriente puede resultar en anemia, condición que afecta la salud de la madre y el desarrollo del bebé.
Anemia materna y la salud de los bebés

Un análisis de datos de 1.076 gestantes demostró que la adhesión a patrones alimentarios que incluyen carne bovina —especialmente dentro de un modelo de dieta mediterránea— está asociada a una menor prevalencia de anemia durante el segundo trimestre de la gestación. El estudio, publicado en la revista científica Nutrients y revisado por el Multidisciplinary Digital Publishing Institute (MDPI), indicó una reducción del 38% en los casos de anemia entre las mujeres que consumían carne regularmente.
Los beneficios se extienden al período posparto, afectando incluso la calidad de la leche materna. Un estudio realizado por Huang y Hu, publicado en el Journal of Nutritional Science and Vitaminology, analizó cómo diferentes patrones alimentarios afectan la composición del alimento. Entre los tres grupos evaluados, las mujeres que mantuvieron una dieta rica en carne roja, huevos y cereales presentaron un mayor contenido de proteína en la leche (1,71 g por 100 ml), además de una mayor densidad energética. Estos factores están directamente relacionados con el buen desarrollo infantil.
La combinación de estas evidencias refuerza el papel de la carne roja como elemento importante de una alimentación equilibrada en un momento de intenso trabajo del cuerpo, como es el de la gestación. Al favorecer el aumento de peso del feto, prevenir la anemia neonatal y mejorar la composición de la leche materna, la inclusión moderada de carne roja en la dieta de las gestantes obtiene respaldo científico. Cuando se consume con equilibrio y prestando atención a los cortes magros, representa una fuente segura de nutrientes esenciales para la madre y el bebé.